1 de octubre de 2010

Expresiones gráficas consuetudinarias que acontecen en la rúe (I)

Durante años, y sobre todo, desde que existen los móviles con cámara, he recopilado una serie de fotos de carteles que me han llamado la atención, bien por lo originales, bien por ser una muestra de lo que las personas son capaces de inventarse con tal de llamar la atención de los demás sobre algún tema.

Todo empezó con un cartel que me dijo mi padre que existía hace muchos años en el embalse de Manzanares el Real, similar a este:


La advertencia es clara, y la pillada sería bochornosa. Esta foto es de un pueblo al lado del de mi padre, en Segovia, y venía a decir lo mismo.

El tiempo pasa y las cosas se modernizan, las multas son más gravosas y las advertencias más sutiles, pero el significado viene a ser el mismo:


La dirección de mi antigua empresa era bastante clara al respecto del uso y disfrute del único baño disponible para los 25 trabajadores, al lado de la sala de maquillaje donde los invitados podían advertir nuestras condiciones.

Claro, que también está el completamente explícito, extremeño para más datos, que se deja de sutilezas, poesías, metáforas floridas o calambures, y va al grano:



O la reacción vecinal del Barrio del Pilar cuando el ayuntamiento propuso gentilmente el abono por estacionar en las vías públicas, con gran regocijo y espontánea aclamación popular a tal medida:



Claro que siempre están los anunciantes originales, con propuestas sinceras, que ponen límites en tres palabras a siglos de tradición académica de buenas costumbres comerciales:


En Huelva ya se sabe, el comercio no tiene por qué estar reñido con la honestidad. Al igual que en Moncloa, en el que un cartel puede llevar a equívoco si se lee de un vistazo rápido:


Y esque no poner un cartel en toda la galaxia puede ser complicado, sobre todo en términos de jurisdicción venusiana.

Menos mal que en Asturias lo tienen claro, y el Gobierno Regional de allí aclara divinamente la opinión que tiene de sus ciudadanos:


Mientras que en Granada, son los ciudadanos los que dejan su opinión sobre el ayuntamiento, al menos en materia de andamiaje:


Mientras tanto, en la Ciudad Lineal de Madrid, en la pequeña isla de Ciudad Jardín, aún quedan unos irreductibles vecinos que se enfrentan al poderoso imperio municipal:





Y es que con tanta queja, al final los medios se nos quedan grandes y hay que recurrir a lo que se tenga más a mano, por ejemplo el spray:


O bien, dejarnos de mensajes derrotistas y regresar a Granada para ver que aún puede quedar un soplo de esperanza:


Nota idiota: el "noespatanto" me mató...

Son esos rayitos de esperanza los que nos hacen tomar conciencia de que al final todos somos personas, humanos o lo que sea, y todos tenemos derecho a reclamar lo que es nuestro, incluso cuando pasamos por Rivas Vaciamadrid:


E incluso ir más allá, concretamente a Salamanca, para recoger los pedazos de lo que quede de nosotros y recomponernos en mejores personas, e incluso en personas enamoradas:



Vaya este homenaje desde este rinconcito de internet a la gente con iniciativa, creatividad, que no se deja pisotear y que, por supuesto, tiene algo que decirle al mundo.

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